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Norte, centro y sur: tres recomendaciones para ir todo el año



Puerto Natales: la verdadera magia del sur (patagónico)

Puerto Natales es el reflejo palpable de que nuestro sur es realmente único. De largos y ventosos días en verano hasta las largas noches en invierno, este pueblo al fin del mundo tiene para sorprender: es real que sus paisajes son únicos.

Debes visitar la Cueva del Milodón para luego seguir camino a las Torres del Paine, icónica postal de Chile (y con razón, pues en 2013 fue electa como la Octava Maravilla del Mundo). El parque cuenta con glaciares, y los témpanos que se desprenden de uno de ellos son los imperdibles del Lago Grey. En tanto su flora y fauna son un encanto: más aún cuando en sus vírgenes bosques de lenga, manadas de guanacos te reciben en tierra y mientras los cóndores planean sobre tu cabeza dejándose fotografiar.
Manada de guanacos en el Parque Nacional Torres del Paine. Autor: Johnathan Ampersand Esper.
En “Natalito” -como le dicen con cariño sus habitantes- hay de todo para alojarse: los tradicionales hostales hasta hoteles de lujo que prometen abrigarte en ese mundo austral. En la ciudad te recomendamos dos lugares que destacan: almorzar en la Mesita Grande y el postre en Patagonia Dulce. Ambos son obligatorios. 

Matanzas: entre deportes de mar y el descanso

Si hablamos de relajo hablamos de Matanzas. Conocida tradicionalmente por ser la casa de surfistas, esta playa poco a poco se ha abierto a recibir otro tipo de visitantes mientras conserva su esencia.

Vestida de una nutrida flora, recomendamos ir sí o sí a playa. Pues toda la vida del pueblo se hace alrededor de esta: Pasear por la costanera, ir en lancha a los islotes (donde habitan aves marinas), conocer las diversas playas, conversar y aprender de los pescadores del lugar. Estando solo, o acompañado con familia o amigos, el atardecer de Matanzas no defrauda. La puesta de sol se quedará en tu retina, como su gastronomía marina en tu memoria.
Matanzas: un lugar para practicar deportes en las olas.

Para alojar hay de todo (para bolsillos y gustos): acogedores lodges, cabañas y los infaltables campings. Por otro lado, si deseas comenzar a practicar algún deporte acuático, este es el lugar:  surf, kitesurf, windsurf, paddle surf o bodyboard son los indicados para disfrutar su mar. Y es que las olas de la sexta región son mundialmente reconocidas para la práctica de este deporte. ¿Terminamos la tarde con un pescadito frito? Tú decides.

Bahía Inglesa: rompiendo el mito de las playas chilenas

La próxima vez que escuches que en Chile no hay playas lindas, muéstrales una foto de Bahía Inglesa. A diez minutos en auto desde Caldera, te encuentras con este costero lugar entre tanto desierto. Es que la costa de la tercera región tiene lo suyo (y de sobra).

De oleaje suave, agua casi transparente cálida y tibia (de casi 20°C en verano), las playas de Bahía Inglesa son furor en el norte. A tal punto que los habitantes de Copiapó -a dos horas de ahí- es el primer lugar que recomiendan a los visitantes. Ellos siempre que pueden se arrancan a este lugar para descansar.
Bahía Inglesa es una playa veraniega todo el año. Fuente: Chile Travel.

Playas hay de sobra, sólo debes elegir tu favorita: El Chuncho, La Piscina y Playa Blanca, son las principales. En ellas también puedes pasear en los famosos “bananos” familiares que hay en la playa. O si eres más aventurero aún puedes bucear para ver la fauna marina. El velerismo y el windsurf son ideales para disfrutar ese mar. Y si prefieres quedarte en la orilla, debes llevar la cámara -por hoy el celular- bien cargada porque las fotos te quedarán increíble mientras el sol refleja sus rayos en el agua turquesa. ¿Para comer? Los ostiones son el manjar de la zona.






Por: Felipe Lazo Urbina   |   jueves, 28 de julio de 2022