Está en las noticias. En el Hemisferio Norte las altas temperaturas sofocan y esas ansiadas vacaciones de verano llegaron para quedarse. Estamos en esa época del año en la que las personas comienzan a preguntarse: "¿Cómo nos vamos?".
Sin importar si es en avión, tren o auto, salir de vacaciones está más caro que años anteriores. Esa es una novedad respecto a periodos anteriores. Hoy, moverse en cualquier medio de transporte se ha hecho más dificultoso debido al fluctuante precio del petróleo frente a una potencial recesión mundial, entre otras causas. Pero veamos qué pasa particularmente con el mercado de las cuatro ruedas, los autos.
El sector automotriz se demostró débil frente a las pasadas cuarentenas decretadas alrededor del mundo para contener el avance del virus. Las cuarentenas derivaron en la falta de chips para la producción de automóviles nuevos que estancaron el negocio a tal nivel que incluyó el cierre de fábricas. Esto no solo perjudicó a las concesionarias, sino que también a las empresas dedicadas al rent-a-car.
Hoy arrendar un auto se está transformando en una difícil misión, sobre todo en los países del hemisferio norte. La pandemia caló tan profundo a las empresas dedicadas al arriendo de autos, que muchas decidieron liquidar parte de su flota para poder sobrevivir a las cuarentenas. La disponibilidad de autos se agravó aún más cuando llegó la tradicional renovación de la flota que hacen cada cierto tiempo las compañías.
Todo esto como forma de supervivencia del negocio.
Pese a que la industria automotriz está mostrando pequeños signos de recuperación, estos aún no son (para nada) suficientes. Es indudable que toda industria ligada a lo automotriz ha perdido importante porción de su musculatura.
¿Quiénes son los más perjudicados con esta situación?
Sin embargo, el problema no termina ahí. Los problemas de precio y el quiebre de stock en fábricas, concesionarias, automotoras, y posteriormente en rent-a-cars, desembocan en un cuello de botella: los clientes.
Como hoy la industria es sinónimo de pocos autos disponibles, las personas naturales se han visto sometidas a pagar los altos precios de la poca disponibilidad de los autos. Y por otro lado, son los mismos clientes quienes se han encargado de alimentar los altos precios cobrados por las empresas de arriendo de auto mediante un mayor consumo.
Te puede interesar: Cómo arrendar un auto en tres simples pasos (fácil y sin papeleos)
Con todo, los mayores perjudicados son los clientes. “No hay muchos incentivos para que las empresas de alquiler de coches ofrezcan más coches en este momento, porque el dinero que están ganando con las flotas actuales es suficiente”, asegura Autoweek, sitio especializado en el mundo motor.
Y claro que no hay incentivo, pues los rent-a-cars se enfrentan a una paradoja: aquejan la falta de autos, pero esta misma poca oferta les ha permitido hacer caja con la fijación de precios. La demanda sigue siendo alta, sobre todo con los citycars ya que, si bien no han aumentado tanto de precio en comparación a otros, se ha traducido en una mayor demanda.
Frente a esto, aplicaciones colaborativas de arriendo de autos -como Appcar en Chile- han provocado que las mismas personas encuentren una mejor opción: una persona le arrienda su auto a otra persona. Con esto se logra optimizar el parque automotriz ya existente.
Pero no todo termina ahí: las constantes alzas del precio de las bencinas abren otro costo frente a los automovilistas. Otro dolor, en medio de las vacaciones.
Pero no todo termina ahí: las constantes alzas del precio de las bencinas abren otro costo frente a los automovilistas. Otro dolor, en medio de las vacaciones.